Había una vez un gobernante de un imperio extremadamente poderoso, que abarcaba casi toda Europa, que se cansó del mundo, de gobernar y de la política. Quería retirarse y disfrutar del resto de su vida en algún lugar hermoso y soleado, lejos de los conflictos y las intrigas de la corte. Y como emperador tenía todo el dinero del mundo para hacerlo.
No es un cuento de hadas, es la historia del emperador romano Diocleciano, el primer emperador que abdicó voluntariamente. Utilizó su fortuna para construir un magnífico palacio y fortaleza en la costa dálmata, con ventanas de sus habitaciones imperiales que daban al mar turquesa del Adriático, cuyas aguas llegaban hasta la base de los muros del palacio. Así fueron los comienzos de la ciudad de Split. Diocleciano no escatimó dinero para adornar su palacio con mármol y oro e incluso columnas y esfinges importadas de Egipto, creando una de las estructuras romanas antiguas más impresionantes que existen hasta nuestros días.
Resulta un tanto extraño darse cuenta de que el casco antiguo de Split se encuentra dentro de ese mismo palacio y, paseando por sus estrechas calles y pasadizos, sentados en cafés y restaurantes, observando a los habitantes vivir su vida, la colada colgando de las ventanas, los niños jugando, seguimos dentro de los límites del palacio.
Paseando por Split conoceremos el palacio y las estructuras que se construyeron para él, a veces difíciles de ver a primera vista, con todas las casas que se construyeron posteriormente dentro de los muros y edificios del palacio. Camine con nosotros para ver las puertas que se conservan del palacio, bautizadas con nombres de metales preciosos: oro, plata, bronce y hierro, sitúese en el monumental Peristilo donde el emperador se dirigía al público y donde se alza el Templo de Júpiter, en su día mausoleo de Diocleciano. Diocleciano fue un feroz perseguidor de los cristianos y ahora ríen los últimos, ya que el templo se convirtió en una iglesia dedicada a una de las víctimas del emperador y, en lugar de la estatua de Júpiter, se alza bajo la cúpula la estatua de San Juan Bautista. Acceda al Vestíbulo que antaño conducía a los aposentos privados del emperador e intente imaginar cómo era la vida en su palacio.
Tras los días gloriosos del palacio, llegó la inevitable destrucción y saqueo de la región por los ávaros y los eslavos. Split entró en la esfera de interés del Imperio Bizantino y después de la República de Venecia y el Reino de Croacia. Al estar rodeada por el Imperio Otomano, sus influencias también son visibles aquí. La moderna ciudad de Split, que se extiende más allá del antiguo palacio, es la segunda ciudad más grande de Croacia y uno de los centros de la cultura croata.
Venga a visitar con nosotros este lugar excepcional, único en el mundo, inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, y ¡déjese sorprender! Durante este recorrido de 2 horas verá y descubrirá
- Puerta de Oro
- Palacio Diocleciano
- Sitios de Juego de Tronos
- Catedral de San Domnio
- Plaza Pjaca
- Templo de Júpiter
- Torre Veneciana
- Paseo marítimo de Riva
